miércoles, 6 de abril de 2011

Cap.1 ¡Gracias a los que leen! ♥

Sonó el despertador, un día más, Martes.
Me levanté sin ganas y me vestí, ese día me puse unos vaqueros grises, una camiseta de tirantes lilas, con una chaqueta fina gris y las converses lilas, cogí mi chaquetón y mi mochila y lo puse todo en la silla del comedor.


-Buenos días- dije entrando en la cocina sin mucha gana...
-Hola princesa- dijo mi padre, Roberto.
-Hola cariño, ¿te hago el desayuno?- preguntó mi madre, Michelle.
-No, voy a ir tomándome un zumo por el camino, llegaré tarde si desayuno, ya sabes que soy muy lenta para estas cosas-
-Bueno, vale, coge el zumo y vete- se acercó a darme un beso.
A continuación mi padre me dio otro beso, yo cogí el zumo, el chaquetón y la mochila, me puse todo y me dirigí hacia la puerta.


ya por la calle, me puse mis cascos, como todos los días, y me fui a recoger a mis amigas, siempre quedábamos.
Toqué el telefonillo.
-¿Clara? ¿bajas?- pregunté.
-Sí, ya bajo, ya bajo- contestó con prisa.


Clara era una de mis mejores amigas, sin ella la mayoría de cosas no serían igual, ella era rubia pero un rubio muy peculiar, el pelo le llagaba por los hombros, las miradas de los chicos siempre se dirigían a ella.


-Hola bonita- gritó dándome un abrazo.
-Vamos a recoger a estas, que llegamos tarde- me quejé.
-Para variar..- se rió.


Fuimos andando un poco y mis otras dos mejores amigas esperaban en la esquina del mercado.
-¡Hola!- gritó Carla a las demás.
-Hola..- e hice un gesto con la mano.
-¡Guapas!- gritó Leila.
Ella también era guapa, tenía el pelo castaño, un poco más bajo de los hombros, era amante de los piercings, ya que tenía unos cuantos, (nariz y lengua).


Mi otra mejor amiga, Patricia, se acercó corriendo a abrazarnos.
Le dí un beso con todas mis ganas en la mejilla, de todas ,ella era la más dulce y simpática, no era para nada vergonzosa, no le costaba hacer amigos, ella era castaña también, con el pelo por los hombros, aunque casi siempre iba con coleta, rara vez iba con el pelo sin recoger.


Patricia, Leila, Clara y yo, nos dirigimos al instituto, ya estábamos todas, cuando por fin llegamos al instituto.
Cada una tenía una clase distinta, ami me tocaba lengua, la asignatura que más odiaba a primera hora, me había tocado la lotería...
Fui sin ganas a la clase, aún el profesor no había llegado, me senté en mi silla y saqué mi libro, cuaderno y estuche, y me fuí a hablar con los chicos/as de la clase.


-¿Y tu qué te vienes?- dijo Izan, un chico, del cual todas estaban coladas, rubio, ojos verdes y simpático.
-¿A.. dónde?- me costó decir.
-A la fiesta- dijo Marga, una compañera de clase.
-¿Cuándo es?- el sábado por la noche, ¿sí o no?- volvió a preguntar Izan.
-Sí, no tengo nada mejor que hacer, así que iré- sonreí


El profesor entró por la puerta.
-¡VAMOS CHICOS, TODOS SENTADOS!- gritó dirigiéndose a la mesa.


Me senté en mi silla y empecé a hacer garabatos en la libreta.
-Antes de daros una noticia, vamos a corregir la descripción que os mandé hacer para hoy, África, ¿corriges por favor?- me preguntó el profesor.
-Emm, sí, sí, haber...- contesté - Me llamo África, tengo 17 años, se puede decir que soy una chica de muchos amigos, aunque los amigos de verdad se podrían contar solo con los dedos de una mano, soy una chica que necesita su espacio, necesito sentirme libre, amo los pequeños detalles que me da la vida, y en ocasiones soy muy vergonzosa en aspecto físico, tengo el pelo castaño, muy largo, un poco más arriba de las caderas, y ondulado, flequillo largo, por mis mejillas, tengo los ojos marrones, aunque las pestañas muy largas, mi piel es normal, ni oscura, ni muy blanca, y mis labios siempre tienen un tono rojizo. Fin- suspiré
-Hoy tengo una noticia- dijo el profesor
-Tenemos un compañero nuevo- nos comunicó el profesor sonriendo.
-¿Un compañero nuevo? ¿quién?- dijo Marga
-Se llama Marco, tiene vuestra misma edad (17 años), y quiero que le deis una buena bienvenida- nos explicó el profesor.
-Seguro que es un coñazo...- pensé.


Pero algo me hizo cambiar de opinión, él entró por la puerta, ¡era guapísimo! era moreno, tenía los ojos marrones, vestía genial, le miré a los ojos y el me devolvió la mirada, estuvimos pocos segundos mirándonos, hasta que yo paré esa situación tan incómoda y miré a la mesa, sonreí.


-Siéntate detrás de tu compañera, África- me sorprendí.
¡Lo que me faltaba! ¿es qué no había sitios, que se tenía que poner justo detrás mio? - pensé.


Él dejo caer su mochila en la mesa, y se sentó.
El profesor siguió con su clase normal, y yo intentaba no mirar para atrás, pero sentía que él me miraba fijamente, y que no paraba de hacerlo.


Una notita aterrizó en mi mesa, la abrí.
-¿Qué tal?- ponía en ella, me giré, era él, le dediqué una sonrísa.
-Bien, aunque aburrida, ¿y tú?- pregunté, me giré y se la dí.
El profesor se acercó y le cogió la nota.
-¿Ya estáis con este juego de niños?- preguntó enfadado, salid fuera de clase, por favor, en mi clase no os quiero hoy, siento que seas el nuevo, pero si te dejas llevar, irás muy mal- gritó abriéndonos la puerta.


-Gilipollas- dije en voz baja.
él se rió.
-¿De qué te ries?- pregunté extrañada.
- De nada, de nada- me explicó.
- Tendrías que haberme dado la nota con un poco menos de descaro- me dijo.
-¿ QUÉ ? encima, que no me hubieras mandado la nota- me enfadé.
-¿Te han dicho alguna vez que tienes la sonrisa más bonita del mundo?- me dijo él mirándome fijamente.


Eso tranquilizó el ambiente, nadie nunca me había dicho algo tan bonito, le miré a los ojos y de nuevo intercambiamos miradas, estar con él me tranquilizaba, pero era imposible que en tan poco tiempo empezara a sentir algo por él... ¿O no?.


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Gracias.